domingo, 26 de abril de 2009

Para desenterrar la verdad


El cadáver del obispo católico fue exhumado esta semana. Buscan determinar si Angelelli recibió golpes en el cráneo o un impacto de bala, como sostienen algunos testigos. También se hará un estudio accidentológico


Más de treinta y dos años después del 4 de agosto de 1976, en que el cuerpo del obispo de La Rioja Enrique Angelelli apareciera en una ruta que une Chamical con la ciudad de La Rioja, la Justicia sigue en búsqueda de la verdad. Esta semana el cadáver del obispo católico fue exhumado de la cripta donde se encuentra depositado en la iglesia catedral de La Rioja, para realizar una nueva autopsia ordenada por el juez federal Daniel Herrera Piedrabuena. En quince días estarán los resultados. La versión de muerte “accidental” ofrecida por la dictadura militar tuvo siempre poco sustento, aunque entonces pocos se atrevieron a cuestionarla en público. Ni siquiera la Iglesia institucional, en aquel tiempo conducida por prelados afines al régimen dictatorial, levantó su voz para denunciar lo que para muchos fue claramente el asesinato del “obispo de los pobres”, a quien los militares habían sentenciado a muerte.
El 18 de julio de 1976 fueron secuestrados y asesinados los sacerdotes de Chamical Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, colaboradores de Angelelli. El 4 de agosto el obispo celebró una misa en Chamical, donde denunció el asesinato. La muerte y el presunto accidente se produjo esa misma noche, cuando Angelelli regresaba a la capital conduciendo su propia camioneta. El entonces sacerdote Arturo Pinto, quien lo acompañaba, recuerda que durante el trayecto fueron seguidos por un auto que luego se les cruzó en el camino, generando un vuelco. Una carpeta con toda la documentación que Angelelli había recogido sobre la muerte de los curas y del laico Wenceslao Pedernera apareció días después en el despacho del general Albano Harguindeguy, ministro del Interior, según el testimonio brindado por Peregrino Fernández ante el Grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas de Personas de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Esta documentación nunca fue incorporada al expediente judicial.
Lo que ahora investigan los peritos forenses de la Corte Suprema, Luis Bossio, Fernando Trezza y Víctor Cohen, es si existen indicios que permitan establecer si Angelelli recibió golpes en el cráneo, como aseguran algunos testigos, e incluso un impacto de bala, como sostienen otros. Además se hará un estudio accidentológico para determinar si el presunto accidente de tránsito pudo haber ocurrido de la manera en que se lo expone en el expediente judicial que se cerró tras la muerte.
Roberto Rodríguez, actual obispo de La Rioja, dijo que “la Iglesia acompaña” la investigación porque “busca llegar a una verdad”. En el mismo sentido se había pronunciado Carmelo Giaquinta, arzobispo emérito de Resistencia y titular de una comisión eclesiástica creada en 2006 para investigar la muerte de Angelelli. Dos años y medio después de haber iniciado las investigaciones, “que no pretenden ser paralelas al proceso judicial”, según expresó Giaquinta, el arzobispo manifestó que no es posible establecer por esta vía una conclusión definitiva sobre la forma en que Angelelli encontró la muerte. Pero sí señaló que “cuando hice mi primer viaje a La Rioja, en septiembre de 2006, escuché voces sobre ‘un tiro en el occipital derecho’, ‘la nuca destrozada a golpes’, ‘las manos quemadas’, ‘los tobillos despellejados’”, por lo cual recomendó la exhumación.
Angelelli fue rápidamente reconocido como “mártir” por el pueblo cristiano más sencillo, mucho antes que de la Iglesia oficial reivindicara su figura. A nivel popular el obispo es objeto de actos de culto, se lo venera y se elevan oraciones solicitando su intervención. Existen imágenes y altares en su memoria. Muchas capillas y oratorios llevan su nombre, y hasta una radio, la del obispado de Neuquén, se llama “Comunidad Enrique Angelelli”. Transcurrieron treinta años hasta que en 2006 el cardenal Jorge Bergoglio fue hasta La Rioja para presidir institucionalmente los actos recordatorios de la muerte del obispo. Hasta entonces la jerarquía había encontrado siempre la forma de eludir un pronunciamiento. En ese mismo momento se inició la investigación eclesiástica encabezada por Giaquinta. Desde siempre, el obispo emérito de Viedma, Miguel Hesayne, sostuvo –junto a un puñado de otros obispos entre los que siempre se contaron los ya fallecidos Jorge Novak y Jaime de Nevares– que está probado “en forma definitiva e incontrovertible” que hubo “homicidio calificado”, considerando de “patraña criminal” la versión de la dictadura sobre el accidente.
Angelelli, hijo de inmigrantes italianos, nació el 18 de julio de 1923 en Córdoba. En 1964 asumió como obispo de La Rioja y en su primer mensaje afirmó que “no vengo a ser servido sino a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres”.
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Cuando el amor es más fuerte


Las coincidencias con su verdadera mamá, Alicia Alfonsín, basquetbolista federada del Club Deportivo y Social Colegiales, el lugar donde –afirma el nieto recuperado– comienza su vida. “Tuvimos una vida similar, la vida de club”, reflexiona.


Alicia no vivía en el país de las maravillas, pero soñaba con Juan. También soñaba con cambios transformadores mientras jugaba al básquet en el Club Deportivo y Social Colegiales. Juan, su hijo, la imagina hoy en un gesto solidario o encestando un tiro libre. Es como si tuviera que armar un montón de piezas sueltas de su vida deportiva, y de una vida con la que apenas compartió una ráfaga de encierro en las mazmorras de la ESMA. Damián Cabandié, su papá, había conocido a su mamá en la sede de la calle Teodoro García 2860, a pasos de la estación Colegiales del ferrocarril Mitre. Hacia allí se había replegado desde la Unidad Básica del barrio con la excusa de montar una obra de teatro. “Cada vez que voy es emocionante. Tiene un gran componente simbólico para mí. Porque en ese lugar nace mi historia. Yo soy el producto del encuentro de mis papás en ese club”, dice el nieto 77 recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo, transformado en un diputado porteño de 31 años.
Juan evoca que Alicia llegó al club Colegiales (no es el que participa en el torneo de la Primera B), con apenas 7 u 8 años. Vivía a la vuelta y caminaba esa cuadra y media sola. Así empezó a jugar al básquet como federada. Donde el tango había dominado el escenario con grandes valores como Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese y el Polaco Roberto Goyeneche o donde todavía se mantiene vigente el deporte que había elegido Alicia Alfonsín a fines de los ’60 (Básquet ambos sexos, informa un cartel en la puerta).
La genética dejó su huella en los rasgos de Juan. Pero también hay otras coincidencias notables que escapan a un estudio de ADN. Su mamá jugaba con la camiseta número seis. Era la mejor encestadora del equipo. El practicó un deporte muy distinto: el hockey sobre patines. Y también llevaba ese número en la espalda. Su puesto era back –más un rudo que exquisito defensor– en las categorías menores del Círculo Policial. Luis Antonio Falco, el agente de inteligencia de la Policía Federal que se lo apropió cuando era un bebé, había decidido que viajara desde su casa en Floresta hasta Núñez para que jugara en aquel club, a una cuadra de la ESMA.
La segunda coincidencia es que Alicia estudió la primaria en la escuela Capitán General Bernardo O’Higgins, de la avenida Federico Lacroze, mientras empezaba a jugar al básquet. Juan la visita cada dos años, cuando hay elecciones, porque le toca votar en sus aulas. La tercera es que en el Deportivo y Social Colegiales, durante la campaña en que Daniel Filmus compitió por la jefatura del gobierno porteño, el candidato a diputado Cabandié le organizó un acto de la Juventud Peronista en sus instalaciones. Por eso, insiste, “es maravilloso cada vez que voy al club. Tanto por la vida deportiva de mi mamá, como por la actividad política que desarrollaba con mi viejo, escapando de la dictadura, del terrorismo de Estado”.
Juan empezó a reconstruir la vida que no le dejaron vivir a partir del 26 de enero de 2004. Ese día se encontró con sus dos abuelas, un abuelo, cinco tíos y tías y más familiares en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. Cinco años después, sentado en su despacho de la Legislatura que irradia un continuo movimiento de jóvenes, habla de otras coincidencias con Alicia: “Digamos que en circunstancias totalmente distintas y en lugares totalmente distintos, tuvimos una vida similar, la vida de club, la vida social de club. Y la constancia de ir a entrenar, de jugar cada fin de semana”.
La imagen deportiva de su mamá, que ahora percibe con mayor nitidez, se la transmitieron su familia biológica, una compañera que compartió el equipo con Alicia –cuyo nombre no recuerda– y Juan Carlos Junio, el actual director del Centro Cultural de la Cooperación que durante muchos años fue dirigente del club. “Todos con los que hablé destacaban el estilo con que mi mamá encestaba los tiros libres. Es una característica que me mencionaban y me llamó la atención eso. Junio conoció a mi papá, a mi familia materna, a mis abuelos. El recuerda con datos muy precisos cómo entrenaba mi mamá, cuando se acercó mi papá al club y se pusieron de novios. Y casualmente me lo encontré hace poco y mencionaba esto de cómo tiraba, que era la goleadora del equipo y la que más tiros libres metía.”
A Juan hay algunos datos que se le pierden entre esa información que, el día del reencuentro y toda junta, las Abuelas de Plaza de Mayo y Claudia Carlotto, la presidenta de la Conadi (Comisión Nacional por el derecho a la Identidad), le entregaron en un CD con un resumen del archivo biográfico de su familia biológica. Ese que le dan a todo nieto recuperado “con un relato audiovisual de los lugares por los que pasaron sus padres, dónde vivían, por dónde se movían y que contiene el relato de gente cercana a ellos que cuenta todo”.
El material menciona al club Colegiales, donde se conocieron Damián y Alicia. “Mi mamá tenía ahí su grupo de pertenencia, sus amigos, sus compañeros. Mi viejo era del mismo barrio, aunque él ingresó al club cuando cerraron la Unidad Básica que estaba sobre la calle Zabala, muy cerquita. Entonces los dos comenzaron a hacer política ahí. Se conocieron a fines del ’75, se casaron y en el ’77 desaparecieron”, cuenta Juan mientras pregunta si puede fumar un cigarrillo.
El relato sigue: “Mi papá estaba en la JP; mi mamá era más admiradora del Che Guevara. Aunque por supuesto, con el vínculo que construye con mi viejo, también se le despierta el interés por el peronismo. Ella era la más chiquita de cuatro hermanos. La gente que la conoció me dice que era muy dulce. Muy dulce en el trato, en las formas, tenía una cara angelical, ésas eran sus características”.
Alicia era una buena estudiante, buena lectora –como casi toda su generación– y le gustaba escribir versos. También la cautivaban los temas musicales de bandas de rock nacional como Vox Dei, Almendra y Aquelarre. Había empezado la secundaria en el colegio religioso Compañía de María. Ella tenía 15 años cuando conoció a Damián y él (hincha de River y amante del automovilismo) 19. Los dos hacían trabajo social en la ex villa miseria de Colegiales, donde se levantaba la cancha de fútbol del club Fénix. Juan calcula que a esa edad, su mamá dejó de jugar al básquet. En la historia que va rearmando de a fragmentos, se apura a explicar una situación que le contó Junio: “El me dijo que en el club había una muchachada del Partido Comunista y que convivía en armonía con la JP cuando este sector apareció en el club. Algo que no pasó a otros niveles”. En el Deportivo y Social Colegiales se mantienen sus equipos de básquet en la Federación Regional de Básquet de Capital Federal, se practica patín, gimnasia y artes marciales, se juega al casín (una variedad de billar), a las cartas y se enseña danza árabe. Las instalaciones en que los padres de Juan se conocieron también sirvieron de escenografía para varias imágenes de la película Luna de Avellaneda, de Juan José Campanella, que se estrenó el mismo año (2004) en que Cabandié recuperó su verdadera identidad.
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viernes, 24 de abril de 2009

MAS DE TREINTA REPRESORES PROCESADOS POR EL CASO DE DAGMAR HAGELIN



“Parate, flaca, que te tiro.” La joven escuchó la voz de alto y siguió corriendo. El hombre se agachó, apuntó y le tiró a la cabeza. La rubia cayó sobre el asfalto. El rubio y sus compañeros la llevaron a la Escuela de Mecánica de la Armada. El autor del disparo fue Alfredo Astiz, que ayer fue procesado por la desaparición de Dagmar Hagelin, la adolescente de nacionalidad sueca a la que le disparó en El Palomar el 27 de enero de 1977.
Además de Astiz, otros 33 represores fueron procesados por este hecho, entre ellos, Jorge “Tigre” Acosta, Antonio Pernías, Ricardo Miguel Cavallo, Luciano Becerra, Eugenio Vilardo, Hugo Damario, Carlos Daviou, Juan Carlos Fotea, Miguel García Velazco, Ernesto Frimón Weber, Juan Torti, Raúl Scheller, Néstor Omar Savio, Julio César Coronel y Antonio Vañek. El juez federal Sergio Torres impuso a cada acusado, además, un embargo de un millón de pesos.
La investigación por la desaparición de Hagelin fue cerrada por prescripción, pero luego de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y varios trámites procesales fue reabierta. Los represores involucrados en el caso fueron indagados en marzo.
“No sé de qué me está hablando”, dijo Astiz cuando el magistrado lo interrogó sobre los “vuelos de la muerte” en los que los desaparecidos eran arrojados vivos al mar. El “ángel rubio” negó haber integrado un grupo de tareas y se definió como un “administrativo”.
La joven fue secuestrada el 27 de enero de 1977 cuando iba a visitar a su amiga Norma Susana Burgos, quien fue esposa del dirigente montonero Carlos Caride y que había sido detenida ilegalmente el día anterior.
Supuestamente, el objetivo del grupo de tareas que respondía a Emilio Eduardo Massera era localizar a una militante de la organización Montoneros “de aspecto similar al de Dagmar”.
Algunos testimonios recogidos durante la investigación señalan que en el secuestro encabezaba el operativo un hombre “alto, rubio, atlético y de ojos celestes” que luego fue identificado como Astiz. Luego del balazo –según se desprende del expediente–, los represores pararon un taxi, se apoderaron del vehículo y metieron a la joven en el baúl. Dagmar aún estaba viva, ya que trató de evitar con sus manos que la encerraran. Cuando llegó a la ESMA todavía seguía con vida, pero desde entonces está desaparecida.
El secuestro de Hagelin se convirtió en uno de los casos testigo de los crímenes del terrorismo de Estado. Ragnar Hagelin, padre de la joven, consiguió que el reclamo trascendiera las fronteras y que el gobierno sueco lo tomara como propio.
Luis Zamora, abogado de la familia, tuvo que combatir dos rechazos de la Corte Suprema, que se negó a reabrir el expediente en 2001 y 2003. En diciembre del año pasado, el máximo tribunal finalmente dispuso que el caso fuera investigado. Se basó en un dictamen de la Procuración General de la Nación que señaló que se trataba de un crimen de lesa humanidad y, como tal, debe ser considerado imprescriptible.
“Privación ilegal de la libertad agravada por haber sido cometida por funcionario público y sin las formalidades establecidas por la ley, en concurso real con homicidio en grado de tentativa, en concurso real con robo de automotor con armas consumado” son algunos de los delitos por los que Torres procesó ayer a los represores.
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lunes, 6 de abril de 2009

Massera será sometido a juicio en Italia



Un tribunal de Roma decidió hoy enviar a juicio al ex dictador Emilio Massera por la muerte de tres ciudadanos italianos durante la dictadura en Argentina (1976-1983), informaron fuentes judiciales. El juicio al ex dictador comenzará el próximo 30 de septiembre en Roma, después de que el tribunal encontrara indicios de una "corresponsabilidad más que fundada" de Massera en la muerte de los italianos, explicaron las fuentes. Esta decisión llega después de que el pasado 4 de marzo el juez del Tribunal de Roma Marco Mancinetti recibiera la pericia médica que certificaba que Massera, de 83 años, está en "plenas facultades" para afrontar un proceso por la muerte de los italianos Angela Aietta Gullo, Giovanni Pegorato y su hija Susana. Esa pericia afirma que Massera "debe ser considerado una persona con plenas facultades para ser juzgado, a pesar de los intentos de manipulación más o menos conscientes, con exagerados síntomas psíquicos ficticios".

jueves, 2 de abril de 2009

emotivo adios a Raul Alfonsín


El cortejo fúnebre que lleva a Raúl Alfonsín marcha a paso de hombre por la avenida Callao hasta la calle Guido, con destino final en el cementerio de la Recoleta, donde el ex jefe de Estado será sepultado en el panteón dedicado a los caídos en la revolución de 1890. La caravana es acompañada por miles de personas que arrojan flores a su paso, aplauden y vivan el nombre del ex mandatario.También miles siguieron en la Plaza de los Dos Congresos la misa de cuerpo presente en memoria del ex presidente Raúl Alfonsín, quien más temprano recibió los elogios de correligionarios y adversarios políticos durante los actos oficiales que siguieron a su velatorio en el Salón Azul del Senado, por el que pasaron a despedirlo más de 70.000 personas. Antes de la misa, y en medio de gritos de "Alfonsín, Alfonsín" y "Raúl, querido, el pueblo está contigo", el féretro, cubierto por la bandera argentina y con el bastón presidencial de Alfonsín encima, fue trasladado, en una cureña arrastrada por un jeep, hasta las escalinatas del Congreso, sobre la avenida Entre Ríos. Allí oficiaron la misa en su honor el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, primo hermano del ex mandatario; el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Enrique Ghía, y el obispo emérito monseñor Justo Laguna.Más temprano, familiares y dirigentes de todo el arco político participaron, en el Salón Azul del Senado, de las ceremonias oficiales para darle el último adiós. Los discursos oficiales arrancaron poco después de las 11 y estuvieron marcados por la emoción y los coincidentes elogios a la figura y el legado del ex mandatario , en particular como impulsor de la democracia y la paz en América Latina, hombre respetuoso de las diferencias y militante comprometido."Otra vez protagonizo un momento más trascendente en mi vida, para honrar a un hombre y homenajear a un gigante de la democracia ", expresó en el Salón Azul el vicepresidente Julio Cobos, titular, además, del Senado y en ejercicio de la Presidencia de la Nación por el viaje de Cristina Fernández de Kirchner a Gran Bretaña. Ante una sala en la que los familiares de Alfonsín estuvieron acompañados por dirigentes de todo el arco político, incluidos gran parte del Gabinete kirchneristas, ex mandatarios, diputados, senadores y gobernadores, Cobos resaltó que "el mayor homenaje" al ex mandatario "lo ha realizado el pueblo argentino , con muestras de dolor y reconocimiento". El vicepresidente –que fue el último orador- leyó una carta que le escribió a Alfonsín en la que destacó su defensa de las instituciones republicanas y el respeto a las minorías, así como su "vocación por la paz". Los actos institucionales habían empezado pasadas las 11. El primero en hablar fue Víctor Martínez, quien acompañó como vicrepresidente a Alfonsín durante toda su gestión presidencial. Martínez recordó los primeros tiempos de militancia compartida y caracterizó al ex mandatario como " un gran pacifista ".A su turno, el titular del bloque radical del Senado, Ernesto Sanz, sostuvo que "el legado (de Alfonsín) no hay que buscarlo en sus discursos, columnas y libros; el legado es él mismo, y su conducta". "La Argentina que viene -agregó- deberá ser libre, republicana, apasionada, responsable y valiente, como ha sido él ".El presidente de la UCR, el también senador Gerardo Morales, sostuvo que "Alfonsín trascendió las fronteras y el tiempo" y fue "el gran constructor de la libertad que hoy gozamos" los argentinos. Y concluyó su discurso con un sentido agradecimiento: " Gracias Raúl por enseñarnos que se puede ser político y decente, por enseñarnos a creer en la política y la solidaridad, por honrar la vida y la paz ".El ex presidente de Brasil José Sarney destacó la "visión de estadista" del ex mandatario argentino y la influencia que tuvo en el proceso democratizador de América Latina y en el acercamiento, primero bilateral, que concluyó en la creación del Mercosur. "Entra en la historia como el apóstol de la democracia . Nos deja el legado de haber elevado su voz de fuego y libertad", agregó.Por último, y antes de Cobos, habló el titular de la Cámara baja, Eduardo Fellner, quien se convirtió así en el único orador peronista de la ceremonia y que caracterizó a Alfonsín como "un militante, un luchador de la libertad y la democracia ".